La boda de L + I fue un viaje a lo esencial, a esa conexión profunda entre naturaleza, tradición y emoción que define las ceremonias con alma. Desde el primer paso, la atmósfera evocaba un mundo céltico-medieval donde la vegetación, las texturas naturales y los colores de la tierra envolvían cada rincón. Era como entrar en un pequeño santuario al aire libre, lleno de calma, raíces y belleza sencilla, donde cada elemento parecía hablar su propio lenguaje.
Los símbolos ancestrales, los detalles artesanales y los gestos cargados de significado hicieron que todo fluyera como un ritual antiguo, íntimo y auténtico. La decoración, inspirada en la naturaleza viva, se integraba con el entorno creando un escenario casi mágico, donde la historia y el amor se entrelazaban con suavidad. Y entre familia y personas queridas, la celebración adquiría ese calor especial que solo nace cuando todos se sienten parte de algo profundo.
Fue una boda que no solo se vivió, sino que se sintió: cercana, orgánica, ritual y llena de ese romanticismo natural que convierte un día en un recuerdo ancestral.
Queremos agradecer a todos los profesionales que hicieron posible esta boda tan llena de simbolismo, naturaleza y emoción.
Al Restaurante Los Olivos, por ofrecer un espacio que abrazó a la perfección la esencia céltica de la celebración y por el trato cercano y cuidadoso que tuvieron con nosotras durante todo el proceso. Su implicación ayudó a que cada detalle encajara con armonía y que la experiencia fuera aún más acogedora.
A Matías Fiora, por su mirada sensible y honesta, capaz de capturar cada gesto, cada ritual y cada instante con una belleza serena y natural.
Nuestro agradecimiento también a Manu García, por el precioso vestido de la novia, y a Materia Botánica, cuyo trabajo floral creó una atmósfera viva, orgánica y profundamente conectada con la tierra. Verdes, texturas naturales y detalles cuidados que hicieron que cada escena respirara esa estética céltica y medieval que tanto definió este día.
El novio lució un traje escocés artesanal adquirido a través de Etsy, una pieza única que aportó carácter, autenticidad y coherencia a toda la ambientación.
Y de manera especial, agradecemos la confianza en Sal y Chocolate para la coordinación general de la boda. Un trabajo silencioso, casi invisible, pero esencial para que cada momento fluyera con armonía, calma y ese espíritu ritual que hizo de esta celebración algo verdaderamente único.
A todos ellos, y a quienes se sumarán cuando completemos esta lista —incluidos los músicos que llenaron el ambiente de alma y tradición— gracias por formar parte de una boda íntima, natural y cargada de significado.